Usando del mundo: algunas reflexiones sobre la VII Trimestral de Arte de La Mandorla

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Juan Soler Llácer

Como participante en la trimestral Usando el mundo quería analizar ésta desde el punto de vista de los dispositivos, los medios y los contextos. Las características de la trimestral, así como las del propio colectivo organizador (La Mandorla) son propicias para este tipo de análisis.



En todo momento la comunicación entre “La Mandorla” y los artistas ha sido a través de la red. La invitación a participar en la trimestral llegó vía e-mail. En él se invitaba a una serie de artistas a participar en la muestra, y se exponían las directrices de la misma: el tema, amplio, sería el uso del mundo; cada artista debía crear un manual de instrucciones que ejecutaría el resto de sus compañeros, absteniéndose de llevarlo a cabo él mismo. El resultado debía ser un vídeo de unos cinco minutos, acompañado de una serie de fotografías del proceso. Se producía un cuestionamiento de la noción de autor, ya que el creador de cada instructivo debía renunciar a la  realización del mismo; en términos cinematográficos, el artista era el guionista de una película dirigida por otro; la Mandorla asumía el papel del productor ejecutivo, sugiriendo la idea de la película, y controlando todo el proceso hasta su exhibición. Al igual que el cine es un arte compartido, la autoría de este proyecto pasaba a ser compartida. Jesús Carrillo afirma cuando habla de las reflexiones sobre la red llevadas a cabo en el Ars Electrónica de 1995: “(…) la intensificación de los flujos comunicacionales a través de la red había desbordado los antiguos límites de autoría, obra y géneros y había subvertido todas las jerarquías prevalecientes”.1


Así, ya no sólo la comunicación necesaria entre el colectivo organizador y los artistas se producía a través de Internet, sino que la comunicación obligatoria impuesta por la Mandorla que debía producirse necesariamente ahora entre los artistas (aunque fuera de forma elemental: los artistas tenían que leer los manuales de instrucciones creados por los demás) también tenía lugar a través de la red. Así la propia preproducción de la obra y de la muestra recurría a dispositivos tecnológicos. Esta forma de comunicación ha permitido que la trimestral se nutra de proyectos de artistas geográficamente muy separados, y de orígenes muy diversos. El colectivo “La Mandorla” es de San Juan (Argentina), donde tiene su espacio de exposiciones, y los artistas participantes residen actualmente en lugares tan diversos como Argentina, Chile, España o Alemania, procedentes a su vez de Argentina, Perú o España. No olvidemos tampoco que Argentina no es actualmente una potencia artística, y menos aún, San Juan, ciudad alejada de Buenos Aires, centro de la movida artística de Argentina. Como bien recoge “Arte en la red” de Jesús Carrillo; los pioneros del arte en la red, especialmente los procedentes del disuelto bloque soviético, veían en esta nueva forma de comunicación el modo de romper la distancia geográfica y económica que los alejaba de los centros del mundo del arte.

 
El ordenador como medio de comunicación juega pues un papel primordial en la realización de esta muestra. Sin esta herramienta de comunicación la muestra no hubiera tenido razón de ser.  El envío de los vídeos y las fotografías también se ha producido a través de la red, mediante servicios gratuitos que permiten almacenar material para ser descargado posteriormente.


También en la fase de producción el ordenador se convierte en una herramienta necesaria para la edición y posterior conversión de los vídeos a formatos transmisibles por la red.  A su vez, el colectivo “La Mandorla” realiza una edición de compactado en la cual unifica los distintos vídeos según cada manual de instrucciones.


Finalmente en la fase de exposición, el colectivo “La Mandorla” mostrará los vídeos de forma tradicional, en su espacio expositivo, mediante dispositivos clásicos de exhibición como son el reproductor de dvd y el monitor de vídeo; pero también ha creado un blog, sirviéndose de las herramientas de lo que se ha venido a llamar web 2.0, donde se alojarán los resultados del proyecto, y donde estarán a disposición del que quiera visitar la web http://usandoelmundo.weebly.com/. Se trataría de un práctica artística que se da simultáneamente en el espacio expositivo y fuera de él y que utliiza en su producción/recepción medios informáticos. El ordenador se convierte en herramienta de trabajo, medio de comunicación y lugar de exhibición atravesando las tres categorías: dispositivo, medio y contexto; forma parte de las tres, pero de una forma no totalizadora. Estas categorías hacen referencia a conceptos mucho más amplios que superan las definiciones puramente instrumentales;

 
El ensayo de José Luis Brea Transformaciones contemporáneas de la imagen- movimiento analiza una serie de caractérísticas del arte contemporáneo que están presentes en este proyecto.

 
¿Es casual el papel central del video en esta Trimestral? El propio título de la exposición alberga un verbo en gerundio, “usando”, demuestra una acción; pero no está definida ni por el tiempo, ni por el modo, ni por el número, ni por la persona. Es el presente continuo. Brea considera que la aparición de dispositivos técnicos de captura ha producido el surgimiento de la imagen-tiempo, de la imagen movimiento, que gracias a su implantación a través de la industria audiovisual se ha convertido en la forma característica de experiencia contemporánea de la imagen.

“Sólo el desarollo de medios técnicos de captura y manipulación de la imagen ha permitido la germinación expansiva de un tiempo de la representación, de una representación temporalizada”2

 
Analicemos ahora la propia estructura del colectivo “La Mandorla”, un espacio creado por un colectivo de artistas y estudiosos, sin ánimo de lucro ni apoyo institucional, con la intención de generar flujos de comunicación artística. Brea apunta que en el arte contemporáneo se ha producido un cuestionamiento del museo, con la producción autónoma de dispositivos de distribución pública del conocimiento artístico, la producción de dispositivos mediales. Este cuestionamiento tendría dos vertientes:

 
-Especificidad de ubicación: frente al museo tradicional, el arte público se configura como creador de lugares de diálogo donde la ciudadanía recupere el espacio público.


-Desmaterialización: cuestionamiento de la propia idea de obra de arte objetualmente condicionada. Un cuestionamiento que atravesaría la historia del  arte del siglo XX, formulado por las vanguardias de entreguerras y retomado por el conceptualismo. Actualmente el uso de las nuevas tecnologías, de los nuevos medios ha hecho resurgir este tipo de propuestas. La obra de arte al desmaterializarse genera una dimensión medial. Dice Brea.: “¿Cuál puede ser, por otro lado, la vertiente que más puede interesarnos de la otra aventura, la de la desmaterialización? Evidentemente, su dimensión medial, digamos la de todos aquellos trabajos que resuelven su modo de distribución y experiencia pública no bajo la forma espacializada y objetualmente condicionada de la “obra” como tal, sino a través de la presencia en uno u otro medio de comunicación. Así, por ejemplo, las tradiciones del radio arte, el mail art, los proyectos para revistas, los mismos libros de artista o las intervenciones en medios de comunicación, prensa, vídeo o televisión. En definitiva, todo aquello que podemos llamar “media art”, arte medial. Todos aquellos trabajos cuyo modo de exhibición se resuelve no en el museo o en la galería, sino a través de uno u otro medios de comunicación”3. Se trataría de prácticas artísticas en las cuales el arte sería el medio en sí; la construcción de dispositivos abstractos de colectivización de la experiencia. El “media-art” recogería la herencia no resuelta, pero tampoco desactivada, de los momentos más radicales de la tradición vanguardista del arte contemporáneo.


Podemos rastrear experiencias similares a la la llevada a cabo por “La Mandorla” en prácticas llevadas a cabo por representantes del arte conceptual. Jesús Carrillo relata la siguiente en  Arte en la red:

 
“Haciéndose eco de una vieja idea ya desarrollada por los dadaístas de Berlín en los años 20 y por el constructivista László Moholy-Nagy en sus “cuadros telefónicos”, en 1969 se celebró en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago la muestra Arte por teléfono. Esta consistía en que treinta y seis artistas, el conceptual Joseph Kosuth y el Fluxus George Brecht entre ellos, llamaban por teléfono al museo y daban instrucciones a los trabajadores de la institución sobre el contenido y forma de su intervención”.4 Este tipo de prácticas tendrían su continuación en determinadas experiencias artísticas que, adaptándose a los tiempos y usando el mayor número de posibilidades que ofrece, utilizan Internet como plataforma. En DO IT, dentro de la página web e-fluxus.com, se nos ofrece un archivo de  manuales de instrucciones para realizar obras de arte a disposición de quien las quiera llevar a cabo. Cito de nuevo a Jesús Carrillo: “La identificación de la obra con el proceso de comunicación, la lógica reticular y diseminatoria de dichos procesos y el carácter interactivo, colectivo y bidireccional de las prácticas eran principios que los futuros artistas de la red podían tomar  de sus precedentes inmediatos”5


Una de las características más interesantes del proyecto propuesto por “La Mandorla” es la red de relaciones que teje. Crea un flujo relacional entre artistas de diferente procedencia, lugar de residencia e idiosincrasia y los obliga a producir encargos de otros, intensificando el proceso de “colocarse en el lugar del otro”. Al mismo tiempo el proceso de creación de la obra hace reflexionar al “productor” (llamo así al artista que lleva a cabo la obra por encargo) sobre su propia identidad y ubicación en el mundo. Esa flujo de relaciones es mostrado finalmente al espectador Como afirma Nicolás Borriaud en Estética Relacional: “el arte es un estado de encuentro”6. La obra sería sólo el resultado de este flujo de relaciones, de este intercambio de ideas. El tema* de cada instructivo, aunque importante,  es secundario. Lo realmente interesante que subyace en este proyecto es la trama de relaciones interpersonales e intrapersonales que se producen, y el registro que queda de ellas no hace sino producir espectador una  reactivación de estas tramas. El espectador sería el último elemento de la trama, sin cuya participación quedaría incompleta.

 
Finalmente, incluyo una cita de José Luis Brea, que aunque extensa, creo que resume de forma bastante acertada las características de este proyecto:


“Los nuevos equipos de captura de vídeo e imagen digital por un lado –ahora sí se puede hablar de equipos ligeros y de una cierta convergencia entre los profesionales y los domésticos-, la multiplicación de canales mediáticos por otro –la proliferación de redes y sistemas de difusión y emisión, el desarrollo expansivo del cable y el satélite, y la proliferación de ámbitos de emisión (televisiones locales, autonómicas, privadas, independientes…)-; y finalmente y sobre todo la convergencia de las tecnologías de postproducción computerizada y telecomunicación en la red de internet, todo ello esboza un mapa de posibilidades de distribución de las formas y prácticas artísticas que podemos calificar de postmedial, en el sentido de sobre todo caracteizarlo como un panorama abierto, desjerarquizado y descentralizado, en el que las actuaciones difícilmente podrán ser organizadas conforme a los objetivos de organización de consenso reguladores de la esfera medial actual –en términos de medios de masa, productores de grandes audiencias unificadas. La aparición de tecnologías mediales “do it yourself”, quasi (sic) domésticas, que permiten la producción táctica de pequeños dispositivos micromediales (en la red de internet, pero también en el ámbito de los “viejos media”, tipo radio, revista o televisión) asegura una transformación profunda del espacio de las tecnologías de distribución pública del conocimiento y las prácticas artísticas –y permite imaginar el desarrollo de dispositivos independientes que, dada su ligereza y presumible efectividad estratégica, estarán muy pronto en condiciones de reorganizar el panorama de las mediaciones de la experiencia artística-y, más allá, el mismo dominio de la esfera pública, rescatando las posibilidades de trabajo en ella, en la esfera pública, del secuestro al que se encuentra sometida a manos de su mediatización contemporánea”7.

 


Juan Soler Llácer
[email protected]
 

Cullera, agosto del 2007




NOTAS:
 

1 CARRILLO, J., Arte en la red, Madrid, Cátedra, 2004, p. 209

2 BREA, J.L, La era postmedia, Editado en formato PDF(http://www.laerapostmedia.net/#), 2002, p.12

3 BREA, J.L, Ob.cit, pp. 14-15

4 CARRILLO, J, Ob.cit, p. 170

5 CARRILLO, J, Ob.cit, p.175

6 BOURRIAUD, N, Estética Relacional, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, p. 17

* La mayoría de los participantes en el proyecto viven lejos de sus lugares de origen, por ello no es casual que la mayoría de los proyectos giren en torno a la identidad y la búsqueda de un lugar en el mundo. Para más información ver ANEXO

7BREA, J.L, Ob.cit, pp 21-22